lunes, 30 de abril de 2012

N° 15 "Pin up" Mayo 2012


Pues llega ya Mayo, el quinto mes ya, del año que se va con una velocidad sorprendente que casi ni se percibe. 

Mientras nosotros continuamos en este camino en donde, mes con mes, venimos por las vías aethéricas presentándoles en nuestro magazine  información variada retrofutura, mostrando elementos de  inspiración en las distintas eras en conjunto con nuestros artículos sobre temas de interés general y las diferentes manifestaciones que tienen los retrofuturismos, como son la literatura, la música y las artes en general.

Nos encontramos en la Era de la Comunicación y la velocidad en la que esta fluye nos permite viajar en este nuevo salto con una edición más y de nueva cuenta con temática dieselpunk.

Para todos ustedes nuestro número dos de esta tendencia.




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jueves, 19 de abril de 2012

El weird western: Zombis, balas y hechizos de un subgénero




 En el mundo de los subgéneros el weird western reina. Weird es adjetivo inglés que significa extraño. Dentro del género podemos agrupar todas esas historias que transcurren en el lejano oeste y que tienen un matiz fantástico, más o menos pronunciado.
  
Realizar un análisis exhaustivo del género escapa a las posibilidades de esta reseña, por lo que la misma estará plagada de lagunas que podrán ser subsanadas por la siempre rica curiosidad del lector.

  The steam man of the Prairie (1868) de Edward Ellis constituye la primera novela weird western. El hombre de vapor fue un autómata creado por un niño tullido. Ambos vivían desopilantes aventuras en el far west entre indios, tesoros ocultos y bandidos. La obra fue publicada en diarios de la época y nunca tuvo su versión en libro, a pesar de ser también una obra primigenia de ciencia ficción.


  Tras el hombre de vapor y sus secuelas se sucedieron diferentes manifestaciones del género en las llamadas dime novels, en especial en la Buffallo Bill Weekly donde, a fuerza de exageraciones delirantes, el fantástico floreció. De hecho, Joe R. Lansdale, el escritor que resucitaría el género en los ´80, escribió la trilogía de Ned the seal, donde todo lo que queda de Buffallo Bill es su cabeza parlante que flota dentro de una pecera, con orina de chancho por líquido revivificador. En las dime novels de Buffallo Bill se destacan las aventuras en que participan los viejos hombres medicinas que hacen uso de sus sucias artes hechiceriles para obtener lo que desean. La cabeza de la momia relata las desventuras de una cabeza egipcia en manos de diferentes traficantes. La maldición del hombre lobo, traslada la leyenda del licántropo a las salvajes praderas del 1800 americano. Las aventuras pueden contarse de a cientos y no me alcanza el papel para reseñarlas. 

 A fines del siglo XIX, Ambrose Bierce abordó el género en muchos de sus cuentos, destacándose en El desconocido o El puente sobre el río búho. En la década del treinta, Robert E.Howard también bordearía el tema en el cuento: El horror del túmulo. Pero desde la década del 30 hasta principios de los ’80, las aproximaciones al género serán más bien tímidas en el campo literario.

  A partir de 1934 en España se publicaron las novelitas de El sheriff, héroe que combatía robots, fantasmas, científicos locos que buscaban refugios en castillos levantados en medio del desierto, dinosaurios, etc. Otras aportaciones podemos encontrarlas en el mundo del bolsilibro ibérico, como la inhallable novelita El rancho Drácula de Silver Kane.
  
En la Argentina el mayor aporte fue hecho por el escritor Lisardo Alonso que abordó el género en dos novelas: Justicia para Sutters, novelita con trazas vampíricas, y La estrella maldita, donde un meteorito desata una fiebre de oro. Tampoco hay que olvidar la primera creación de García Ferré, Pi Pío, y sus enloquecidas aventuras en el pueblo del salvaje oeste llamado Villa Leoncia.
  Richard Brautigan resucitó el género en 1974 con El monstruo de Hawkline, un western gótico. Una excéntrica mujer contrata a dos pistoleros para que destruyan al informe monstruo que acecha en las cavernas subterráneas de su hogar.
  
En los ’80, comenzando por Joe R. Lansdale, el género vuelve a renacer. El autor de Bubba Ho Tep escribe en esa década obras fundamentales como Dead in the West -1983-; Magic Wagon -1986- y una inmensa colección de cuentos. También hacen su aporte William Burroughs con su novela The place of the dead roads (que forma parte de una trilogía), y Stephen King con su inmensa saga de La torre oscura.
  
Ya nombramos de pasada a Pío-pío como creación historietística, enmarcada dentro del género. Las injerencias argentinas aparecieron de forma esporádica en revistas de historietas como Skorpio, y casi siempre fueron ilustradas por nuestro máximo representante en el género del oeste, Alberto Castillo. En sus historias, de vez en cuando, se colaba el fantástico, a través pistoleros fantasmas que regresaban a cobrar venganza o indios que recurrían a su magia para quitarse de encima a bandoleros y milicos que asesinaban a su raza.

  En Estados Unidos el fenómeno fue mayor y tuvo, incluso, sus propias revistas, un ejemplo claro fue el lanzamiento en 1972 de la revista Weird Western Tales, publicación que luego se diversificó en otros títulos y que fue la cuna, junto a All-Star Western de unos de los máximos héroes del género, el llanero solitario de lo extraño: Jonah Hex. Otro personaje indiscutido de la historieta norteamericana fue The ghost rider, que no se debe confundir con El motorista fantasma. The ghost rider nació en 1949 en la revista número 11 de Tim Holt, luego tuvo una resurrección, más moderna e imperecedera, en la revista homónima lanzada en 1967. Pero, a la hora de premiar la creación historietística más estrambótica del género, hay que nombrar a Six-Gun publicado en la revista The Wizard en 1939, que contaba las aventuras de un gorila pistolero que se paseaba por el lejano oeste barajando sus revólveres.
  
En el cine, Haunted range (El rancho embrujado, 1926) parece ser el primer weird western en imágenes hechizada embrujada. Algo que volvería a suceder en la eximia Dead Birds (2004) donde un grupo de militares confederaros conocen el horror en una mansión abandonada. La figura del soldado confederado es recurrente en el cine de weird western. En 1977 se estrenó el largo metraje The shadow of Chikara (Arg-TV: La Montaña de las sombras). A pesar de ser una película fallida, cuenta con varios elementos destacables como su ambientación y el suspenso que sustenta toda la cinta. Un grupo de soldados confederados parten en busca de un tesoro indígena que yace en una fosa en lo alto de una montaña, poco a poco todos los protagonistas caen en las redes de una maldición india. Otra película que utiliza la premisa del soldado surero es Gray Knight (también conocida como: The killing box, 1993) donde los cadáveres de soldados confederados resucitan mediante un conjuro vudú. Algo similar ocurre en la impresentable película llamada: Curse of confederates Cannibals de 1982.

 Pero retomemos el enfoque cronológico, el cine sonoro abre con el serial de 1935 The phantom empire (El imperio fantasma) donde los vaqueros hacen frente a una civilización subterránea de lemurianos que poseían avanzada tecnología.  The Ghoul Goes West. proyecto de Edward D. Word, Jr. con Bela Lugosi en el papel de un vampire en el salvaje oeste, jamás llegó a realizarse. Maldición diabólica (Curse of the Undead, 1959) resultó ser la primera cinta en mezclar vaqueros con vampiros. El mismo tema fue abordado por el cine mexicano, casi seis años después, en la extraordinaria El pueblo fantasma (1965), donde un vampiro pistolero asola un pueblo y lo empuja a la extinción hasta que llega el Texano a tomar cartas sobre el asunto y a echar ajos a la olla. Otros títulos mexicanos son: El pantano de las ánimas (1956), El jinete sin cabeza (1956), La nave de los monstruos, 1959, donde se conjugan extraterrestres, lamias y robots; etc.
  
Los 60 pasan a la historia del género gracias a dos aportaciones capitales que sólo con su título lo dicen todo: Billy the kid Vs. Drácula (1966) y Jesse James Vs. la hija de Frankenstein (1966), que, en realidad, resultó ser la nietita. La década se coronaría con El valle de Gwangi (1969) donde los dinosaurios (animados por el legendario Ray Harryhausen) se baten con vaqueros y Mackenna’s Gold (1969), weird western protagonizado por Gregory Peck y Omar Sharif, que cuenta la historia de unos bandidos enceguecidos por una búsqueda a muerte de un tesoro apache y la maldición bruja que se cierne sobre este tesoro.
  
Los ‘70 comenzaron con la alegórica El topo (1971) del chileno Alejandro Jodorowsky, donde el simbolismo y el exhibicionismo deforme se conjugan sin pausas. Seguiría el telefilme, Black Noon (Mediodía Negro, 1971), donde los vaqueros, el vudú y el satanismo exigen que esta película no sea olvidada. Dos años después, Clint Easwood dirigirió su primer western en High Plains Drifter (La venganza del muerto, 1973), película enmarcada por un halo sobrenatural muy sutil y efectivo. En Oestelandia – El mundo de los robots asesinos (1973) los androides enloquecían bajo el mando de un Yul Brynner electrizante.
  Mientras el género renacía en la literatura de los ’80, comenzaba a decaer en el cine. Poco que reseñar más allá de las sobresalientes Pale Rider (El jinete pálido, 1985), que no es otra cosa más que una remake de Shane (Shane, el desconocido,1953); House 2: the second story -1987- la casa embrujada es habitada por un fantasma del lejano oeste. The Aurora Encounter -1986- traslada lo weird al campo de la ciencia ficción al desarrollar un famoso caso de ufología que sostiene que un ovni y su ocupante cayeron en el poblado de Aurora, Texas, en 1897.

 Mención aparte merece Ghost Town (Pueblo fantasma, 1988) película de la simpática productora Full Moon que logró concretar uno de los weird westerns más perfectos de la historia, donde la atmósfera de lo extraño y fantasmagórico sólo ceden ante el matiz de comedia en que está enmarcada la película.

  En los noventa, el género debuta con Back to the future Part III (Volver al futuro, parte III, 1990), llevaba la historia al pasado para contar los orígenes de sus protagonistas. El resultado un verdadero cóctel de weird western y steampunk. Otras películas destacables de la década fueron Grim Praire tales: Hit the trail… to terror (1990), un conjunto de cuentos fantásticos; Sundown: the Vampire in Retreat(Vampiros en la sombra, 1991), los vampiros vuelven a refugiarse en el oeste Americano.  Mad at the moon (1992) hombres lobos y vaqueros, The purgatory (Camino al infierno, 1999), ¿a dónde van los pistoleros y bandidos cuando son heridos de muerte?, Ravenous (Voraz, 1999) que retoma el mito del wendigo junto al canibalismo.

  En el 2000 el género renace, buscando argumentos más originales tras el declive del western a secas. Precuelas de sagas como From Dusk Till Dawn 3: The Hangman’s Daughter (Del Crepúsculo al amanecer, parte III, 2000), Ginger Snaps, back -2004- o Tremors 4: the legend begins -2004- utilizan el weird western para inyectarle vida a ideas que ya no podían dar más de sí. La ya nombrada Dead Birds -2004- donde las mansiones embrujadas sureñas y el universo de Lovecraft se conjugan con éxito y Blueberry -2004- débil adaptación de la historieta gala que coquetea con la hechicería indígena y abusa de los efectos de los hongos alucinógenos.
  Left for dead (2007) dirigida por el inefable Albert Pyun, es de cita obligada porque se filmó en la Argentina con intérpretes nacionales. Pero la película no deja de ser pésima y a Ezeiza es imposible hacerla pasar por el lejano oeste; por más voluntad que uno ponga de su parte.
  Rayando el final de la década surge el primer intento mainstream de hacer llegar el género al gran público con la película Jonah Hex -2010-. La película no funcionó y el hecho de que Cowboys vs. Aliens -2011- tampoco lo hiciera tiende un manto de incertidumbre sobre el futuro del género en el cine.
  Con la aparición del weird western, el género, que al principio estuvo anclado en el realismo y lo histórico, aprendió a conjugar sin miedo la porción más salvaje del delirio humano, dando como resultado al tan querido Wild Weird Western (el salvaje, extraño oeste…)

Por Mariano Buscaglia
Publicado en El Libro de oro cinefania 2011-12



jueves, 12 de abril de 2012

Victorianismo sin Victoria



Por "El Halcón" Hodson

Muchas son las razones por lo que la era Victoriana es considerada la época de oro del Imperio Británico. No solo la estabilidad económica y social se dio en una época donde las desigualdades sociales eran tan grandes como los avances científicos, sino que la enorme explosión de avances en la producción, las comunicaciones y los transportes permitieron la existencia de un gobierno colonial a nivel global, facilitado por la capacidad de mejorar el tiempo de respuesta de todos sus gobiernos regionales.

En una época en la que los grandes imperios modernos crecieron y se expandieron por los cinco continentes poblados por el hombre, el victorianismo se convirtió rápidamente en el espíritu de la época. La idea del progreso y el dominio del tiempo a través de una mayor eficiencia en el transporte y la producción era una constante entre todas las naciones del mundo, y aquellos que tenían el poder de echar al vuelo grandes empresas tecnológicas y de conquista, tenían asegurado un futuro brillante en el ámbito internacional.

La era victoriana fue sin duda él bombillo que hizo brillar el siglo de las luces. Es la época en la que los grandes gobiernos ponen la visión en el futuro y en el presente como un momento inmediato al cual se puede aspirar en bonanza y desarrollo.


Para aquellos que viven en países del primer mundo, es muy sencillo imaginar un pasado glorioso que no dejo de serlo y que se hace presente a través de una realidad y avance tecnológico alternativo. Ya sea un mundo de vapor o de naciones en guerra mundial, el imaginar ese momento de gloria pasada no supone un esfuerzo especialmente difícil.

Pero me atrevo a decir que para aquellos que viven este tipo de retrofuturismo desde la perspectiva del tercer mundo, debe de ser un poco más complicado imaginar un pasado glorioso desde el propio pasado distante del siglo XIX. Basta con recordar que la era victoriana fue la era del colonialismo. El retrofuturismo steampunk de la era victoriana en Inglaterra debe de ser diametralmente diferente al de un Latinoamericano, por ejemplo, al menos en las ideas. Esto suele verse reflejado en la escasa cantidad de producción retrofuturista originada de estos países de America Latina utilizando su propio pasado en comparación con la enorme parafernalia basada en países como Inglaterra, Francia, Alemania, España, Estados Unidos, Rusia, China, Japón o Italia, quienes estaban más a la vanguardia en cuanto a la colonización se refiere.



El pensar en una época victoriana gloriosa en países como México, que enfrentaba una etapa de cambios intestinos en su formacion, debe de ser un poco mas difícil para personas que tratan de enlazar una época con otra. El siglo XIX fue la epoca en que Mexico nacio como país independiente en un continente que comenzaba a desprenderse del dominio de Europa y donde las fronteras de las nuevas naciones de America empezaban a darse forma. Para 1821 Mexico apenas había alcanzado su independencia, e intentó un primer gobierno imperial en la figura de Agustin de Iturbide, primer y único Emperador reconocido por el gobierno de Mexico y que posteriormente seria exiliado por sus propios colaboradores independentistas por desacuerdos políticos y sociales, lo que a la postre daría origen a la primer republica mexicana. 

Es en este punto en el que la independencia de Mexico representa la independencia para ocho países diferentes. Después de la caída del Primer Imperio de Mexico, se declaró la independencia de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua y las repúblicas de Yucatán y Chiapas, que se reanexionarion a la republica de Mexico posteriormente, además de que el país aun conservaba los territorios de Texas, Nuevo Mexico y California, en el norte.

Mientras que naciones como Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos, experimentan un auge económico, tecnológico y militar, Mexico apenas comienza a forjarse una identidad  en la que los primeros intentos de nación eran lidereados por militares mas que por estadistas. Ejemplo de ello fueron los once mandatos no consecutivos del general Antonio Lopez de Santa Anna, en cuyo gobierno se dieron ajustes a la política interna y externa del país tan disparatados como el cobro de impuestos basado en las puertas y las ventanas que tuviera cada casa, hasta situaciónes realmente graves de política exterior como la guerra contra Estados Unidos en 1846 y 1848 que fueron impulsadas primero con la separación de Texas y que motivo posteriormente la campaña que terminaría en el Tratado de Guadalupe-Hidalgo por el que se cedían los territorios posteriormente conocidos como California, Nevada, Utha y Nuevo Mexico y partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma a los Estados Unidos por una cantidad irrisoria de 15 millones de dólares que equivalían a comprar mas de la mitad del territorio Mexicano.

Posterior a esto y tras el derrocamiento de Santa Anna, se reformula la Carta Magna Mexicana y se inicia el periodo de Reforma política tras el cual triunfa el estado federalista, al mando del presidente Benito Juarez, es esta refundada republica nuevamente amezada, ahora por la invasión francesa a Mexico y la creación del Segundo Imperio Mexicano, que trataría de imponer a Maximiliano de Habsburgo como emperador de Mexico.  Es durante esta guerra franco-mexicana que se da la única victoria militar importante del siglo XIX para Mexico ya como nación. El cinco de Mayo de 1862, las fuerzas mexicanas se enfrentaron a las tropas francésas a las afueras de la ciudad de Puebla, bajo el mando del General Ignacio Zaragoza, y lograron vencer a los invasores. A partir de ese momento el pueblo de Mexico se lleno de un espíritu renovado en su resistencia contra los invasores. Las constantes guerrillas que fueron minando al ejercito francés y el cambio en el escenario europeo permitio que Mexico saliera triunfante de la guerra de intervención francesa en 1867.
El debilitado estado mexicano pasó por nuevos movimientos militares y políticos que desembocaron en la dictadura del general Porfirio Diaz desde 1876 hasta 1910 y que irónicamente terminaría siendo el momento de mayor crecimiento económico y tecnológico del país. Curiosamente, este es el punto en el que muchos steampunks mexicanos toman para basar su estética y sus personajes. Un periodo que mas se le asocia a inicio de la revolución mexicana de principios del siglo XX, es como una llamada tardia a unirse al espíritu de renovación tecnológica e industrialización que llevaron a cabo las potencias europeas. El mexicano de la época final del siglo XIX concebia muchos elementos del progreso de la herencia cultural y tecnológica que habían dejado detrás los franceses, quienes fueron una presencia importante en el desarrollo del país durante ese siglo. Tanto la moda como el estilo de vida, la gastronomía, el estilo de educación, política, economía y tecnología devenia del estilo francés.



Además de esta importante influencia, nos viene también un fenómeno de revisionismo histórico refundado. En el mundo de las realidades paralelas, el mexicano concibe también al personaje steampunk del viejo oeste como propio aprovechando lo débil de las fronteras políticas durante el periodo de la colonización estadounidense del lejano oeste. Se crean estados independientes o territorios nuevos que comprenden partes de estos estados perdidos. El steampunk mexicano reinventa la tecnología y la moda de la época pero también reinventa la historia y le permite una re-escritura de la historia y las fronteras políticas de la época. En esta visión del retrofuturismo es Mexico mas glorioso de lo que fue y su poderío económico y militar esta mas a la par de su espíritu indomable.  La resistencia en la mentalidad de la época se reinventa en el retrofuturismo mexicano al darle nueva vida a la idea de “¿y si hubiera sido diferente?”.

Recordar las partes difíciles de nuestras historias suele ser doloroso considerando que muchas de estas naciones y territorios tuvieron una época Victoriana sin Victoria, ya sea la reina o el concepto de ganar. La ventaja del retrofuturismo es que se puede crear un pasado-presente diferente, donde no solo la cultura y la tecnología tomaron un camino diferente, sino que también la historia ha cambiado. Así pues el retrofuturismo, que pareciera destinado a la elite del primer mundo, se convierte en la nueva oportunidad de los países del tercer mundo para crearse un pasado glorioso a través del presente.

Simplemente hay que mirar hacia los tipos de personajes que crean los latinoamericanos en comparación con los europeos y estadounidenses. Mientras que las especialidades en los personajes de estos últimos son básicamente Caballeros/Ladys, Aventureros, CientíficosIngenieros y Caza-monstruos, en Mexico tenemos además de los ya mencionados, Sacerdotes, Generales, Mercenarios, Vaqueros, SheriffsIndígenas Progresistas, Estadistas y Predicadores. Estos personajes, no solo diferentes, están también mas ligados a nuestro pasado directo y refleja perfectamente las clases sociales y oficios desarrollados en aquella época. Es durante este periodo donde se forma el sentido de identidad del siguiente siglo y los mexicanos steampunks mas innovadores miran hacia su propio pasado en lugar de mirar hacia el pasado euro/estadounidense en un afán de reivindicar esa historia de derrotas y perdidas que fue el siglo XIX para esta nación.

Esta tendencia a cambiar el pasado, para volver a los países del tercer mundo más competitivos, puede ser el secreto del éxito de los retrofuturismos en estas naciones. Tan solo en América Latina el steampunk se ha extendido de manera casi virulenta en la mente de los entusiastas sin ningún tipo de publicidad mas allá de la que hacen los propios steamers entre sus allegados y los curiosos que encuentran esporádicamente.

Aunque los países antes mencionados vivieron el Victorianismo sin Victoria, el steampunk en particular les ha dado la revancha histórica-literaria a los países antes explotados por el espíritu del Colonialismo Europeo. La transformación de vencidos a ganadores es lo que impulsa a la revolución de las ideas en la mente de los seguidores del retrofuturismo. Al final de cuentas la imaginación sigue siendo el combustible de la mente y la pasión el motor de nuestro espíritu. 




"El Halcón" Hodson es columnista de "El Investigador" desde el mes de Agosto. 
Ex-Administrador del foro Steampunk México y Capitán de la "S.P.M Nao China" Airship Vanguardia de la Flota de Nueva Galicia (Guadalajara, Jalisco), para la representación de Steampunk México.
Dan Hernandez es Sociólogo de la universidad de Guadalajara e Investigador de Movimientos Sociales-Recreativos en medios Audiovisuales. ha investigado fenómenos de afición como el Anime-Manga Japones, los Cómics Americanos, los Videojuegos y los Retrofuturismos desde la perspectiva de las Ciencias Sociales.   




















Esta entrada también aparece en inglés en el blog de  "Beyond Victoriana Multicultural Steampunk" 

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